Las palabras inundan nuestro mundo. Están ahí, presentes en todo lo que hacemos. Ya sean palabras mudas o ruidosas.
Nos pegan, nos acarician, nos alientan y nos condenan. Son conductoras de sensaciones.
No pueden ser encerradas, no pueden ser prohibidas. Son libres como el aire y son tan necesarias como el oxigeno, porque nos ayudan a respirar y a sacar, lo bueno y lo malo, que llevamos dentro.
Las palabras están ahí, solo hay que buscarlas, tocarlas, sentirlas y respirarlas.
Y si son palabras tiernas, dulce, amigables, mejor.
"Son tan necesarias como el oxígeno", así es. Las amo, son hermosas. Transmiten, ayudan y nos llevan a tanto. Lástima que actualmente estamos presente en un mundo donde las palabras son carenciadas.
ResponderEliminares cierto que la palabra ya no tiene el mismo valor que antes, pero de a poco, y con mucho esfuerzo vamos a recuperar aquellos valores perdidos por el camino. Al menos yo, apunto a eso, a una revolición de la consciencia. Gracias por compartir tus palabras! saludos!
ResponderEliminarLa palabras, tal como lo escribiste, mudas o ruidosas, tiene ese no se qué, que te devuelve lo que podrías haber creído que estaba perdido.
ResponderEliminarQue lindo pasar por tu blog. Un abrazo.