martes, 17 de mayo de 2011

Que las historias tenga un final...

Que las historias tengan un final ¿por qué siempre tiene que ser así? Mientras se escriban siempre se van a poder vivirlas de nuevo. Pero... ¿Por qué imaginar lo que va a pasar? Si no lo sabemos, no lo vamos a poder cambiar. Solo proyectamos nuestros miedos y vemos como cada uno se aleja del otro, como si supiésemos las razones. Nos echamos la culpa a nosotros mismos. Pero solo estamos tirados en el piso tomados de la mano viendo el posible futuro. Y es ahí cuando los dos nos miramos a los ojos y se produce un silencio, triste, profundo, que se corta con unas simples palabras de animo y de consuelo de que uno nunca le va a faltar al otro, palabras que llenan de esperanza e inundan al corazón de una tierna sensación y que culmina en un “te amo” con un beso con los ojos cerrados. Y seguimos tomados de la mano mirando al techo.
Me afirmo a mi mismo y me aseguro de que nunca voy a dejar de escribir nuestra historia, hay mucha tinta en el tintero como para pensar en eso. Ya sea escribiendo siempre una carta nueva para tratar de conquistar de nuevo tu corazón o leyendo cartas viejas y no tanto que me hagan recordar lo mucho que vale sentir todo lo que uno puede llegar a sentir cuando ama a alguien: el sentirse importante, que al fin vale la pena lo que uno hace, dice o quiere, el sentirse querido, el sentirse vivo. Aunque solo se trate de ser y dejar ser, se trate de jugar, se trate de creer.
Nada es fácil, nada es gratis, a veces se da sin recibir, a veces las expectativas son mas de lo que podamos llegar a imaginar, a veces por intentar lo mejor todo termina peor, a veces todo es al revés, por eso el amor no es un espejo. Entre reflejo y reflejado siempre hay diferencias.
11-02-09
MPA.

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