La educación es un negocio.
El arte es un negocio.
El futbol, el tenis, el golf, el deporte es un negocio.
La religión es un negocio.
La política es un negocio.
Las guerras son un negocio.
Todo es un negocio.
Nuestras vidas poco a poco se fueron convirtiendo en un negocio para los negociantes.
Nuestras vidas para que sean “vida” tienen un precio, a veces, demasiado alto, que si no podemos pagar estamos condenados a estar a la buena de Dios, porque la suerte o el azar del destino no es un negocio asegurado.
Que la salud pública es una vergüenza, que la educación pública y las escuelas públicas son cada vez peores. Se ve que lo público no es un negocio.
Que el arte si no vende no es arte y si no esta ligado a una industria no es buena. Se ve que el arte independiente y a pulmón no es un negocio.
Que el deporte solo es para los poderosos campeones que pueden comprar medallas de oro. Se ve que el deporte de verdad y el juego limpio no es un negocio.
Que la religión solo impone condiciones de vida y esconde la verdad. Se ve que la transparencia y la libertad de elección no es un negocio.
Que la política es pura mentira y no es confiable. Se ve que la verdad y la honestidad no son un negocio.
Que las guerras solo generan miseria, sufrimiento, muerte, sometimiento, dependencia. Se ve que la paz no es un negocio.
Que todo sea solamente un simple negocio me causa mucha tristeza.
Mariano Porte Alcon
Genial...MUY!
ResponderEliminarMe encantó. Es tan lamentable leer este tipo de verdades, en el sentido que molesta saber que tenés razón, molesta porque son cosas fundamentales, las cuales no deberían ser parte del negocio para sumarle importancia. Solo por su importancia deberían importarnos, nada más, no se necesita nada más.